Esta entrada va a ser larga, ya os aviso.
Casi todas sabeis ya a estas alturas que tengo una hija mayor de 7 años que se llama Angela. Lo que no sabeis es que es para mi muy especial, y no porque sea la mayor, sino porque representa un antes y un despues en mi vida. Vosotras direis "como todos los hijos mayores" pero yo os digo que no.
Yo vivía lejos de mi familia en Gran Canaria. Era tremendamente feliz, ya sabeis, entraba, salía, hacía y deshacía lo que me daba la gana. Tenía una tremenda vida social, iba a fiestas, viajaba..... No era loca, pero no paraba la pata. Allí me quedé embarazada. Para mi era un cambio, pero en realidad quería ser madre. Lo malo fue cuando mi "amigo" decidió que no estaba preparado para ser padre. Lo dejamos a los 3 meses de embarazo. Casi a la vez me despidieron del trabajo porque según ellos no podía realizar bien mi trabajo estando embarazada. Me encontré sola y embarazada. Ni que decir tiene que volví a Madrid a casa de mi padre, que superado el disgusto inicial se ha portado como un campeón, pero claro, mi vida no volvió a ser igual. Desde ese momento la he dedicado por entero para ella, y ha salido una niña realmente especial y diría que aún no nos han cortado el cordón. No es mimada para nada, pero me imita mucho. Ahora estoy casada con un hombre estupendo y tengo otro terremoto, pero ella sigue siendo especial.
Y por que os cuento esto, direis. Pues porque ella me pidió que le regalara algo por San Valentín, pero claro, no le vale cualquier cosa, tiene que ser algo muy especial. Y entre libro y libro, que me pilla de exámenes el querido santo, me he estado estrujando la cabeza con su regalo (más que con el de Nacho!!)
Es un reciclado, de una caja de wonderbox (esas de paquetes de aventuras) que como buena escrapera guardé por si algún día me servía.
Y aquí empiezan mis peripecias. Todo el exterior está forrado con un papel de seda que le encanta, pero claro, quedaba muy oscuro y ella es la niña colorín.






La purpurina no puede faltar en nada hecho para ella (y creo que para ninguna niña) y para darle algo de color va la banderola, con un falso consido, que a ella le hace mucha gracia.






Como también le gustan las texturas y acaba de descubrir el fieltro entre mis cosas, ahí van dos corazones de fieltro, con un tacto muy chulo, y su nombre en dorado, con tilde, que si no se me enfada.








El interior en realidad es lo que menos me costó. Tenía muy claro lo que quería (lo que a ella le gusta)





Todo pensado en ella. El bolsillo vaquero es de uno de sus pantalones favoritos, que obviamente destrozó por el uso. La magnolia con el arco y la flecha porque ultimamente le gusta pintarlas con los copic y adora probar a hacer sombras. (Tiemblo cuando los coge). Los brillantitos ¡por supuesto! y de todos los colores, porque le vuelven loca y los pone por todas partes. Pegatina, que no puede faltar, lo mismo que el moño rosa. El clip en el bolsillo es porque le conté que yo de adolescente me colocaba en los pantalones todos los que me encontraba por la calle, y claro, me imita.




En las tarjetitas que van en el bolsillo le he escrito las dos estrofas de una canción que inventé para ella cuando nació. Es una nana pero aún me la pide de vez en cuando. No vale nada musicalmente, pero es solo de ella.










Esta lámina aunque me la regaló mi cuñada a mi ha tenido dueña desde siempre, Angela. Y claro, para ella. Lleva figuras de madera pintada (que si no me regaña) y barnizada. La estrella amarilla, que es muy alegre y con mucha purpurina. Una mariquita muy chula, regalo de Laura Periañez, caracol, rana, y dos mariposas super chulas troqueladas especialmente por Nuria para el evento, jajajaja A la niña le encantan.





Bueno, ¿que os parece? Aun no se lo he dado, tengo un examen por la tarde y la veré a la noche. Espero que le guste. Besos y feliz San Valentín